Sálvate, Jesús María
Por: Lisbeth Moya González Este poema es la estampa de un barrio que se queda en los ojos de quien lo vive. Un espacio habanero de los que tanto hablan nuestras canciones más cubanas. Sea un homenaje al día de la cultura nacional y mi interpretación más íntima de la Habana profunda. Al barrio habanero Jesús María Tiene el barrio en las esquinas mundo que levanta el ceño. El barrio, mundo pequeño del dominó y las vecinas. Levanta sus bambalinas sus balcones colgadizos, sus tambores, sus hechizos de calabazas y güiras. El barrio se abre y te mira te penetra sin permiso. Las paredes se derrumban casi al ritmo de quien fragua. Deja su grafitti el agua y las raíces enrumban el cerco que hasta la tumba cruzará la sobrevida, pero el tambor ya convida a no mirar esa mancha, el tiempo pasa a sus anchas se para y corre, es la vida. El barrio te abre las manos al ritmo que marca el son, te invita a un trago de ron, te presta su canto sano. Cadencia de lo mundano que desconfía