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Mostrando entradas de mayo, 2020

“Mansión Oriental”: del hotel al solar (Segunda Parte)

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Crónica de un solar en Marianao o el derecho a molestar al prójimo.  Por: Lisbeth Moya González Reja de entrada de "La Mansión Oriental"   La “Mansión Oriental” se despierta empolvada, llena de humedades y grietas cambiantes. Esquinas repletas de trastos que a ratos recuerdan la elegancia de antaño. Paredes llenas de carteles como recordatorio de los amores, fracasos y credos de sus habitantes: “no sé perdonar”; “Si te molesta lo que yo tengo, trabaja”. Huecos disimulados con cualquier trozo de algo. Cables colgando. Tendederas improvisadas en los pasillos.  Pared del pasillo central interior Ventana de una de las casas  con vista al pasillo lateral Tendedera común de los cuartos del segundo piso Este hotel centenario, enclavado en el sur del barrio Los Quemados, del municipio habanero Marianao, es un solar en toda la extensión del concepto. Un espacio dividido cientos de veces en pedacitos, cuartitos remodelados para ganarle unos metros a este y aquel pasillo. Fronteras deli

“Mansión Oriental”: del hotel al solar (Primera Parte)

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Crónica de una mansión en Marianao A Guillermo Hernández, la semilla de todo esto Por: Lisbeth Moya González  Foto: Lisbeth Moya González  Entrada de la actual "Mansión Oriental" En mi casa pudo haber dormido Meyer Lansky, el mafioso; un Jack Jhonson, campeón de boxeo, triste y derrotado, o un joven Luis Chevrolet, que había puesto su nombre a la famosa marca de autos. En el espacio que ocupa mi cama pudo haber despertado hasta un judío polaco trotskista, que murió en Polonia en un extraño accidente de tráfico.  Cartel Promocional del Hipódromo de Marianao. Tomado de Internet   El hipódromo “Oriental Park” estuvo ubicado en el sur del barrio de Los Quemados, del municipio  Marianao, en La Habana. Desde su inauguración el 14 de enero de 1915, fue un centro de carreras de caballos pura sangre, operado por el Club de La Habana “American Jockey de Cuba”. Grandes deportistas como Laverne Fator y Albert Robertson, montaron allí, frente a la élite económica cubana y norteamericana,

Tres poemas, tres historias

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Por: Lisbeth Moya González Hay historias que nos cambian la percepción de las cosas. Historias que se van sedimentando para hacernos lo que somos. Prestarles atención o no, puede decidir lo que seremos. Hay personas contando esas historias, viviéndolas. Tantas personas con tanto que decir y uno con tan poco tiempo y poca vocación de escuchar. Estas tres historias son parte de mi sedimento, tres elementos que tuve la suerte de engranar en mí. Tres personas inconexas, invisibles e ignoradas. Tres poemas, tres historias.  Poema del barrendero Los pájaros cuelgan como gotas negras de los árboles del parque. Tú, descalzo y negro como ellos,  barres el sudor de la ciudad con esas yagas dignas  que rasguñan el suelo.  Los pájaros se van temprano  llevándose la noche en las alas. Tú te llevas el desorden de la gente que no te mira y sonríes  como si limpiaras el cuerpo de la amada con esa perfección que solo logra la poesía.  Eres poesía cuando llueve en el parque   y los pájaros se refugian e

Puta y anarquista (Segunda parte) vivir el Covid 19 en El Raval

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Por: Lisbeth Moya González y Frank García Hernández  Jeannette, la trabajadora sexual y vocera del Sindicato de Putas Indignadas de Barcelona, nos informa cómo viven la pandemia del Coronavirus los sectores de economía sumergida en Barcelona Sasha tiene veinticinco años y no sabe qué es el Coronavirus, ni en qué ciudad está ahora mismo. Sabe quién es su dueño y qué tiene que hacer, para que su hija pueda ir a la escuela en Bulgaria. Desde los veinte años paga una deuda que cada día es mayor. Teme morir a manos del tipo, que en los últimos tiempos la hace trabajar en condiciones aún más extremas por culpa de la situación crítica que ha generado el Covid-19.  En el Estado español hay muchas Sashas, que en medio de esta epidemia, pagan con su piel el costo de la crisis. Una parte de las cincuenta mil mujeres que ejercen la prostitución , en concreto unas 2000, tuvieron que dejar sus clubes convertidos legalmente en “hoteles” y “hostales”, ante el decreto de Estado de Alarma, que obligó a